¡Hola chic@s!
Pocas personas son realmente conscientes sobre los problemas dermatológicos que supone tanto fumar como ser fumador pasivo.
Todos sabemos cómo afecta el tabaco a nuestros órganos internos, como los pulmones o el corazón, pero pocas veces se habla sobre los efectos de este dañino hábito sobre la piel...
Como hemos dicho, todos conocemos más que de sobra los efectos negativos que el tabaco tiene sobre los órganos internos como el corazón o los pulmones, entre otros; pero también es importante conocer los efectos perjudiciales del tabaquismo sobre la piel, el sistema óseo o la boca.
Un estudió demostró que se puede saber si una persona lleva más de 10 años fumando con un simple examen facial.
El rostro de estas personas tiene una serie de características fáciles de reconocer:
·Arrugas mucho más marcadas, causadas en gran medida por las contracciones de los labios al fumar y al entrecerrar los ojos para evitar que el humo entre en ellos.
·Tono mucho más grisáceo en la piel.
·Aspecto facial demacrado en el que se notan los huesos.
·Manchas de color púrpura en el cutis.
El tabaco afecta sobre la piel de manera negativa de dos maneras: el humo seca la piel mientras que fumar reduce la cantidad de flujo sanguíneo que llega al cutis, privando a las células de oxígeno y otros nutrientes esenciales, lo cual causa deshidratación.
Además, la piel de las mujeres sufre mucho más que la de los hombres al ser más delicada. Hay estudios que sugieren que la piel de las mujeres que tienen más de 40 años es más propensa a la aparición de arrugas causadas por el tabaco que los hombres.
Pero además de afectar al rostro, los fumadores presentan otros efectos visibles como el color amarillento en los dedos, alrededor de las manos, los dientes e incluso, en algunos casos, el cabello.
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